TRADICIÓN Y ELEGANCIA EN EL CORAZÓN DEL CÓCTEL CLÁSICO
El Sazerac no es solo un restaurante: es el corazón líquido de Nueva Orleans, la ciudad donde nació el cóctel más antiguo de Estados Unidos. Su historia se remonta al siglo XIX, cuando un farmacéutico criollo, Antoine Peychaud, comenzó a mezclar brandy, azúcar y su propio amargo casero en una taza de porcelana. Aquella receta se convertiría en el símbolo de una ciudad que respira música, misterio y elegancia sureña.
El restaurante, ubicado en el interior del histórico Roosevelt Hotel, rinde homenaje a esa tradición con un espacio que combina historia, refinamiento y un espíritu inconfundiblemente orleanés.
Entrar al Sazerac es adentrarse en una película de época. El brillo del mármol, los paneles de nogal y los techos dorados crean una atmósfera donde el tiempo parece haberse detenido en la era dorada del jazz. Las luces cálidas bañan las mesas redondas, mientras el murmullo de conversaciones se mezcla con el tintinear de las copas.
El aire está impregnado de aromas —bourbon, café tostado, canela— que narran la historia de la ciudad sin palabras. Es un lugar donde cada trago cuenta una historia y cada plato honra la tradición criolla con un toque de sofisticación contemporánea.
Más que una comida, aquí se vive una ceremonia. Los camareros, impecables en su compostura, sirven con la cortesía de otra época; los bartenders agitan cocteleras como si interpretaran jazz.
El menú rescata sabores del Sur —cangrejo azul, ostras del Golfo, pan de maíz, gumbo— reinterpretados con una elegancia atemporal.
Cada detalle está cuidado con mimo, desde la vajilla hasta la música, para crear una experiencia que trasciende lo gastronómico. El Sazerac no solo se visita: se celebra.
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